La competitividad se dio cita en Villavicencio.
Luego de aproximadamente una década de encuentros
de comisiones regionales de competitividad e innovación (CRCI) podría afirmar,
sin temor a equívoco, que el de este año en Villavicencio (28 y 29 de noviembre)
bajo el eslogan «Liderazgo para la competitividad regional», se recordará como
uno de los mejores, sino el más destacado.
El primer punto positivo fue la asistencia masiva de
dirigentes públicos y privados que lideran el proceso. Me refiero al Ministro
de Turismo, Industria y Comercio, José Manuel Restrepo Abondano, y sus viceministros
de Desarrollo Empresarial y de Comercio Exterior, Departamento Nacional de
Planeación, Consejería Presidencial para la Competitividad, Consejo Privado de
Competitividad, Confecámaras, numerosas cámaras de comercio y 32 comisiones
regionales; además de siete gobernadores electos y de los mandatarios anfitriones.
Esto realzó la reunión y revalidó la
importancia del Sistema Nacional de Competitividad e Innovación (SNCI) para el
desarrollo productivo del país.
De tal forma que el encuentro fue lo que siempre ha
debido ser, un ejercicio de inteligencia
colectiva, un espacio de diálogo entre comisiones con el gobierno nacional
alrededor de modelos de desarrollos competitivos, sostenibles e incluyentes.
En pocas palabras, una estrategia orientada hacia el bienestar general. Por
tanto, podría decirse que se pasó de reuniones en las que los asistentes escuchaban
discursos de altos funcionarios y de paso expresaban sus molestias por la
indiferencia oficial y la limitada capacidad de gestión de sus organizaciones,
a tener espacios de diálogo dinámico de mayor interacción, proactividad y
consenso.
El Decreto 1651.
Es pertinente considerar que la cita fue precedida
de la promulgación del Decreto 1651 del 11 de septiembre de 2019 que organiza
el funcionamiento del SNCI, norma que ha generado no pocas expectativas en
asuntos tales como: a) El fortalecimiento del Comité de Regionalización como
instancia para promover la alineación y
articulación de la oferta de instrumentos de política pública que desarrollan
entidades de gobierno, tanto nacionales como territoriales, en un esfuerzo por
descentralizar la gestión de la competitividad; b) La reorganización de las
CRCI para hacerlas más operativas entregándoles a las cámaras de comercio sus secretaría
técnicas con funciones tácticas y de apoyo administrativo; y c), La definición
de instrumentos de gestión representado en las agendas nacional y regionales de
competitividad e innovación (ANCI y ADCI) con sus respectivas apuestas
productivas y programas y proyectos a ejecutar, lo que permitirá, a mi juicio, superar
la inmovilidad observada con los planes regionales de competitividad.
En cuanto a las agendas de competitividad, es indudable
que en poco tiempo han contribuido a generar capacidades locales para identificar,
formular y ejecutar proyectos; además de
canales de diálogo con el gobierno en torno a proyectos de desarrollo, y no
alrededor de la capacidad de lobby que cada departamento tenga.
El escenario sirvió para ratificar, mediante la
firma de un convenio con el Ministerio de Comercio, Industria y Comercio, el compromiso que Confecámaras y las
cámaras de comercio tienen con la competitividad. En consecuencia, se
validó el apoyo y acompañamiento del sistema cameral a las CRCI para la
formulación y ejecución de las ADCI y adecuación de la comisiones a las
disposiciones del Decreto 1651 en asuntos de organización, gobernanza,
sostenibilidad y financiamiento, así como en la articulación de los territorios
con el nivel central.
Las REIP
Un aspecto que despuntó fue la presentación por
parte del Ministerio de las Regiones
Estratégicas de Internacionalización Prioritaria (REIP) de Oriente (Santander y
Norte de Santander) y Eje Cafetero - Valle del Cauca, estrategia que pretende
articular los instrumentos de política nacional y territorial orientados a la
promoción internacional, atracción de inversión extranjera directa e incremento
de exportaciones no minero energéticas. Esto a partir de las fuentes de
ventajas competitivas sectoriales y territoriales, así como de los beneficios
existentes del orden nacional y territorial.
El Comité de Regionalización.
Un hecho relevante lo constituyó el informe de gestión de la Alta
Consejería para la Competitividad y el Viceministerio de Desarrollo Económico en
relación con el Comité de Regionalización que preside la Vicepresidencia de la
República y que se encarga de coordinar y articular las actividades y acciones en materia de
competitividad e innovación entre nivel nacional y regional. En esta ocasión se
eligieron las seis comisiones (Bogotá-Cundinamarca,
Cauca, Guaviare, Magdalena, Meta y Quindío) que representarán a los 32 departamentos
ante el Comité de Regionalización en 2020, y la que tendrá la vocería
(Magdalena) ante la Comisión Nacional de Competitividad e Innovación
Que el Consejo Privado de Competitividad y la
Universidad del Rosario hubieran publicado la víspera el Índice Departamental
de Competitividad 2019, puso en el debate la necesidad de contar con
indicadores de base más robustos para comparar, identificar y cerrar brechas
con el fin disminuir la inequidad entre los departamentos que exhiben mayores
capacidades y los que acusan marcadas limitaciones.
Los desafíos.
Al final, a manera de colofón, se mencionaron varios
desafíos de las CRCI en su misión de proyectar un desarrollo más incluyente y
equitativo en sus territorios, retos relacionados con los siguientes aspectos,
entre otros:
1) Es necesario entender la competitividad como una estrategia enfocada a dotar a las regiones de
un modelo de desarrollo sostenible e incluyente con el fin de crear
empresas y fortalecer las existentes, atraer inversión, generar empleo, conectar
a las regiones con cadenas globales de valor, apropiar la innovación, generar
empleo y procurar bienestar y calidad de vida.
2) Se requiere dotar
de legitimidad a la competitividad atrayendo un mayor número de empresarios,
vinculando más universidades y haciendo que sus paradigmas lleguen a la
ciudadanía en general.
3) Es preciso
que las ADCI y la gestión de la competitividad se incluyan en los planes de
desarrollo departamentales de los nuevos mandatarios
territoriales. De esto dependerá en buena medida la continuidad de la gestión,
la sostenibilidad y la gobernanza de las CRCI
4) Es fundamental lograr que gobernantes, líderes
políticos y dirigentes públicos y privadas integren
a sus discursos el tema del desarrollo productivo, esto apreciaría la
competitividad y productividad las regiones.
Armando Rodríguez Jaramillo
@naocluster
@arj_opina
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