Ha pasado una
década desde que se creó la Comisión Regional de Competitividad e Innovación del
Quindío (CRCIQ) y se formuló el Plan Regional de Competitividad, tiempo durante
el cual se han ejecutado múltiples proyectos y actividades orientados al
fortalecimiento de las cadenas de valor estratégicas de la región, a la
formulación de rutas competitivas, a la consolidación de clústeres, a la apropiación
de la innovación y al mejoramiento del entorno para la competitividad
territorial, todo con el propósito de aumentar la prosperidad económica, el bienestar
social y la calidad de vida en el Quindío.
Sin embargo, a
pesar de los avances, la continuidad en los procesos se ha visto afectada,
entre otras causas, por los cambios de gobiernos y la ausencia de una política
pública de competitividad e innovación que aporte instrumentos de gestión y
contribuya a la articulación de la Comisión Regional de Competitividad e
Innovación (CRCIQ). Esta situación de alguna forma dificultó el necesario acoplamiento
de las capacidades institucionales de los gobiernos locales, gremios
económicos, centros y grupos de investigación y universidades para apoyar el fortalecimiento
empresarial.
Las
mediciones de la competitividad.
Los estudiosos aceptan
que la valoración de la competitividad territorial se soporta en mediciones
periódicas y objetivas que cuantifiquen sus logros y retrocesos, insumo
fundamental para diseñar y ajustar políticas públicas y focalizar la planificación
del desarrollo regional con base en la complejidad de las variables que se miden.
Sin embargo, de nada sirven los indicadores si estos no son comprendidos y
aprovechados para reafirmar los que se hace bien y corregir lo que no da resultado.
Sobre este tópico,
los departamentos en Colombia cuentan con una valiosa información contenida en
cuatro estudios elaborados por entidades que gozan de objetividad y reconocimiento,
y que arrojaron los siguientes resultados para Quindío:
En esta medición
de la CEPAL, que suma siete ediciones (2000,
2004, 2006, 2009, 2012, 2015 y 2017), Quindío ocupó en 2017 el puesto ocho
entre 32 departamentos
con un puntaje de 62,1 sobre 100.

Elaborado por el Consejo
Privado de Competitividad y el Centro de Pensamiento de Estrategias Competitivas (CEPEC) de la
Universidad del Rosario. En la quinta versión del índice (2017), que se publica
desde 2013, Quindío retrocedió cuatro posiciones ocupando el puesto 14 entre 23
departamentos con 4,54 puntos sobre 10.
El índice está integrado por tres factores: (a) Condiciones
básicas, con los pilares de institucionalidad, infraestructura, tamaño del
mercado, educación básica y media, y sostenibilidad ambiental; (b) Eficiencia,
con los pilares de educación superior y capacitación, y eficiencia de los
mercados; (c) sofisticación e innovación, con los pilares sofisticación y
diversificación, e innovación y dinámica empresarial.
En la segunda
publicación (2017) del índice elaborado por el DNP y Colciencias, el Quindío
fue nueve entre 23 departamentos con 35,2 puntos sobre 100.

Realizado por el Grupo del Banco Mundial con la colaboración
del DNP para medir las facilidades y las regulaciones para hacer negocios en 32
ciudades. En la última versión del estudio, que acumula cuatro entregas (2008,
2010, 2013 y 2017), Armenia perdió seis posiciones al pasar del cuarto al
décimo puesto.
El Doing Business comprende cuatro indicadores que determinan
el ambiente para hacer negocios en las ciudades de referencia: (a) Apertura de
empresas; (b) Obtención de permisos de construcción; (c) Registro de
propiedades; y (d) Pago de impuestos.
Clasificación de los resultados.
Aunque estas mediciones no se deben comparar de forma directa
en razón a que incluyen variables dispares, es posible inferir algunas conclusiones
con base en los puntajes, que no en la posición ocupada, y así obtener una
visión general de los pilares en los se está bien y de aquellos que presentan
resultados poco satisfactorios. Esta comparación es factible de hacer con los
estudios que tienen cobertura departamental como son el ECDC–CEPAL,
IDC–CPC/CEPEC e IDIC–DNP/Colciencias, pero no con el del DB–Banco Mundial que es
para Armenia y se incluye en el IDC–CPC/CEPEC.
En consecuencia, se procedió a ordenar en alto, medio y bajo los
pilares de los estudios de acuerdo a su puntaje y base de calificación, sea 10
ó 100, usando la siguiente escala: Bajo, cuando el puntaje es menor del 50% de
su base de calificación; Medio, cuando está entre 50 y 70% de su base de
calificación; y Alto, cuando supera el 70% de su base de calificación. Este
procedimiento, aunque subjetivo, sirve para el propósito fijado.
PILARES
|
FUENTE
|
CLASIFICACIÓN
|
|
1
|
Bienestar social y capital humano.
|
ECDC - CEPAL
|
Alto
|
2
|
Institucionalidad y gestión pública
|
ECDC - CEPAL
|
Alto
|
3
|
Instituciones
|
IDIC – DNP/Colciencias
|
Alto
|
4
|
Fortaleza económica.
|
ECDC - CEPAL
|
Medio
|
5
|
Infraestructura y logística.
|
ECDC - CEPAL
|
Medio
|
6
|
Infraestructura
|
IDC – CPC/CEPEC
|
Medio
|
7
|
Educación básica y media
|
IDC – CPC/CEPEC
|
Medio
|
8
|
Salud
|
IDC – CPC/CEPEC
|
Medio
|
9
|
Sostenibilidad ambiental
|
IDC – CPC/CEPEC
|
Medio
|
10
|
Ciencia, tecnología e innovación.
|
ECDC - CEPAL
|
Bajo
|
11
|
Instituciones
|
IDC – CPC/CEPEC
|
Bajo
|
12
|
Tamaño del mercado
|
IDC – CPC/CEPEC
|
Bajo
|
13
|
Educación superior y capacitación
|
IDC – CPC/CEPEC
|
Bajo
|
14
|
Eficiencia de los mercados
|
IDC – CPC/CEPEC
|
Bajo
|
15
|
Sofisticación y diversificación
|
IDC – CPC/CEPEC
|
Bajo
|
16
|
Innovación y dinámica empresarial
|
IDC – CPC/CEPEC
|
Bajo
|
17
|
Capital Humano e investigaciones
|
IDIC – DNP/Colciencias
|
Bajo
|
18
|
Infraestructura.
|
IDIC – DNP/Colciencias
|
Bajo
|
19
|
Sofisticación de mercados
|
IDIC – DNP/Colciencias
|
Bajo
|
20
|
Sofisticación de negocios.
|
IDIC – DNP/Colciencias
|
Bajo
|
21
|
Producción de conocimiento y tecnología
|
IDIC – DNP/Colciencias
|
Bajo
|
22
|
Producción creativa
|
IDIC – DNP/Colciencias
|
Bajo
|
Si bien este acomodo facilita la comprensión de los
resultados, hay que tener en cuenta que hay pilares con nombres iguales o similares
pero que son medidos por variables diferentes. Por ejemplo, el pilar
“instituciones” es citado por el IDIC – DNP/Colciencias y por el IDC –
CPC/CEPEC. El primero, se valora por el entorno político,
el entorno regulatorio y el ambiente de negocios; y el segundo, por su
desempeño administrativo, gestión fiscal, transparencia y seguridad y justicia.
Sobre el mismo asunto, el ECDC – CEPAL incluye
el pilar “institucionalidad y gestión pública” para medir gestión
pública, finanzas públicas, transparencia y seguridad.
Teniendo
en cuenta esta observación, un 14% de los pilares están en verde, un 28% en
amarillo y un 58% en rojo, lo que indica que un 86% de ellos deberían ser intervenidos,
ya sea por estar en riesgo (amarillo) o presentar un resultado desfavorable
(rojo).
La
necesidad de actuar.
Los
pilares, en su conjunto, indican que las variables que miden la competitividad territorial
son numerosas y complejas, lo que hace inviable intervenirlas al tiempo. De ahí
que es aconsejable descartar las variables sobre los que no se tiene capacidad
de actuar e identificar las que deben ser intervenidas por su impacto y relevancia
en el sistema productivo. Esto facilitaría la priorización de acciones
orientadas a superar los rezagos con el propósito de mejorar las cadenas de
valor de los negocios más atractivos, rentables y de crecimiento futuro, de producir
bienes y servicios de mayor elaboración, de crear valor al cliente, de generar
empleos de calidad, de atraer inversión y estimular la creación de empresas.
En este contexto, los aspectos que tienen que ver con los
pilares de CT+i, educación superior y capacitación, eficiencia de los mercados,
sofisticación y diversificación, innovación y dinámica empresarial, producción
de conocimiento y tecnología y producción creativa, que coinciden con puntajes
bajos (en rojo), son los que más se relacionan con las cadenas de valor en el
territorio, lo que evidencia el tamaño del desafío por enfrentar.
Compromiso colectivo.
Pero el esfuerzo a realizar no es de responsabilidad individual,
porque ni los gobiernos territoriales, ni las universidades, ni los gremios, ni
los empresarios por su cuenta tienen la capacidad para superar las deficiencias
existentes. Esto sólo es posible lograrlo a
través de una gestión colectiva que se concentre en la suma de esfuerzos
y capacidades económicas, logísticas y de talento humano.
La competitividad es el resultado de un conjunto de factores
que se relacionan de manera sistémica, que demanda nuevas formas de entender el
entorno y crear bienestar a través del conocimiento y del trabajo articulado, dotada
de objetivos claros y visiones globales de mediano y largo plazo. Con este enfoque
es más práctico construir sobre lo que se tiene para dinamizar el Sistema
Regional de Competitividad coordinado por la Comisión Regional de
Competitividad e Innovación del Quindío (CRCIQ), espacio que debe servir para
el diálogo y concertación de las instituciones locales, y para el relacionamiento
con el gobierno nacional y su política de desarrollo productivo.
Sin embargo, como los resultados de los indicadores de competitividad
no son satisfactorios, la sola gestión de la CRCIQ no es suficiente, por lo que
se precisa de la conjunción de esfuerzos con otras organizaciones como el
Comité Intergremial del Quindío, que aglutina a los gremios económicos del
Departamento, y el conjunto de universidades públicas y privadas responsables
de la formación del talento humano y la generación de conocimiento aplicado.
Sólo de esta forma tendremos la capacidad de superar el rezago que acusamos en
materia de competitividad y productividad, solo así daríamos el salto cuántico hacia
una sociedad y una economía del conocimiento que se anide en los paradigmas del
la Cuarta Revolución Industrial.
Por fortuna los gobiernos territoriales, gremios,
universidades y empresarios desde diciembre pasado vienen trabajando en una
estrategia colectiva de fortalecimiento de la competitividad regional asumiendo
compromisos y responsabilidades concretos. Si nos lo proponemos, esta sumatoria
de esfuerzos no tardará en transformar una realidad matizada de múltiples dificultades
por un futuro fundado en la innovación y en la capacidad para producir bienes y
servicios de alto valor agregado que pronto traerá bienestar y riqueza.
Nota: Artículo publicado en la edición de marzo del periódico Cámara en Acción de la Cámara de Comercio de Armenia y del Quindío.
Por: Armando Rodríguez Jaramillo -
Director de NaoClúster - armando@naocluster.com
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