Los ciclos de vida de los clústeres
Los clústeres son realidades
económicas no planeadas presentes en un territorio que responden a dinámicas propias
de la economía, de las decisiones políticas, de la llegada de innovaciones y
tecnologías, de la aplicación de nuevos conocimientos y de la evolución en los gustos
y necesidades del consumidor, de ahí que tengan grados de evolución relacionados con la rentabilidad y crecimiento
de los negocios en los que participan, experimentando, de forma similar a los
sistemas vivos, etapas de juventud,
madurez y senectud.
Ellos tienen como semilla
a empresarios que aprovechan la existencia de atributos que avalan o apalancan
una idea de negocio a partir de ventajas
naturales (yacimientos, climas, suelos, etc.), localizaciones estratégicas (rutas de transporte, ubicación,
puertos, aeropuertos), habilidades
particulares presentes en una región o la existencia de centros de investigación o de transferencia tecnológica, hechos que a
la postre definen ciclos de vida que
se pueden enunciar de la siguiente manera:
Clúster en incubación o emergente.
Son aglomeraciones en etapa de despegue
caracterizadas por “emprendimientos
tempranos”, razón por la cual acusan fragilidad y vulnerabilidad corriendo
el riesgo de permanecer pequeños o no despegar. Requieren de empresarios
líderes dotados con determinación y visión sobre el futuro del negocio en el
que compiten, así como de instituciones de apoyo que desempeñan el papel de animadoras
permanentes contribuyendo a superar este periodo de arranque, etapa que en
cierta forma se parece al denominado “valle de la muerte” de los emprendimientos.
Clúster en crecimiento o consolidación.
Se refiere a aquellos clústeres dotados
de estrategias competitivas que facilitan su incursión en mercados más
exigentes con productos y servicios de mayor complejidad. Son aglomeraciones en
consolidación con capacidad de atraer empresas, talento humano y capital. En
esta etapa es usual que a los “emprendedores
tempranos” (ciclo de incubación) se les unan “emprendedores tardíos[1]”
una vez comprueben las bondades y beneficios de las iniciativas clúster; de
igual forma, a las instituciones pioneras se les unirán otras
(gubernamentales, gremiales o académicas) aumentando la oferta de instrumentos
de apoyo empresarial.
Clúster maduro.
Corresponden a clústeres exitosos, fácilmente
identificables, dotados de estrategias dominantes con economías de escala basadas
en dinámicas internas con mayor rivalidad entre empresas, producción de
bienes y servicios complejos, consolidación de modelos de negocios robustos, presencia
de empresas que prestan servicios especializados a la cadena de valor, apropiación
de la innovación, uso intensivo de I+D, atracción de inversiones y
concentración de talento humano calificado, características estas que
favorecen su inserción en cadenas globales de valor dirigidas a mercados
sofisticados. Estos clústeres tienen mejor articulación entre empresas e instituciones,
disponen de gobernanzas sólidas, hacen tránsito hacia procesos de especialización
inteligente, generan reputación regional
y son instrumentos apropiados para el marketing territorial.
Clúster en declive.
Ocurre cuando los negocios decaen y se pierde participación
en el mercado. Antes de llegar a este punto, o si se está en él, es procedente
realizar un análisis estratégico a los negocios en los que participan las
empresas del clúster con el fin de revertir la curva decreciente y pasar a un
ciclo de renacimiento.
Clúster fósil.
Son aglomeraciones cuyos negocios decayeron y
desaparecieron del mercado. Algunos los llaman coloquialmente “clúster
museo”.
Clúster en renacimiento.
Se refiere a clústeres en declive que luego de un
análisis profundo redefinen su negocio con estrategias basadas en nuevas
tecnología y transformación de empresas, lo que les permite evolucionar hacia
un clúster en crecimiento.
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Es relevante considerar
que estos ciclos de vida no se dan de forma secuencial, pues para que un clúster
pase por las fases de declive o de fósil, no necesariamente tuvo que transitar
por los ciclos de crecimiento y madurez. Recuerde que en cualquier etapa de
vida de los clústeres, aún en la de incubación, los negocios pueden perder
atracción y rentabilidad con las consecuencias que esto puede acarrear si no se
redefine el negocio y se replantea la estrategia competitiva
Armando Rodríguez
Jaramillo
Director NaoClúster - armando@naocluster.com
[1]
Los empresarios tardíos son los que inicialmente observan cómo les va a los
emprendedores tempranos antes de tomar la decisión de avanzar. Son, en esencia,
cautelosos, no osados.
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