El talento no lo es todo
Es
usual que los procesos de selección de personal de las organizaciones se centren
en el cumplimiento de requisitos como el talento, preparación académica y experiencia
laboral.
Pero
entonces, ¿qué es talento? Al
respecto el diccionario de la RAE trae varias acepciones: Lo relaciona con
inteligencia y aptitud por lo que sería capacidad de entender y capacidad para
desempeñarse en algo, pero también lo define como persona inteligente y apta
para determinada ocupación.
Así
que podríamos acotar que el talento es
algo innato, son las aptitudes sobresalientes de una persona que la destacan
del resto cuando hace algo determinado o aprende una cosa en particular antes
que los demás.
Talvez
por estas cualidades es que a los talentosos los asociamos con personas de alto
coeficiente intelectual, que acumulan muchos conocimientos y que en ocasiones
nos recuerdan a los artistas, escritores, sabios e investigadores. Sin embargo,
esto no es garantía de éxito en la vida laboral, de desempeño adecuado en las
organizaciones ni los convierte en los indicados para dirigir procesos y administrar
compañías.
Es
aquí en donde entran a escena las habilidades,
cualidad que puede complementar los talentos innatos de las personas. Entonces,
¿qué es habilidad? Sobre el término el
mismo RAE dice, palabra más palabra menos, que: Es la capacidad, disposición y destreza para hacer o ejecutar algo. Así
que es algo desarrollable que se puede adquirir cuando nos enfocamos y luchamos
con pasión por hacer lo que nos gusta; pero, como no es algo innato, debemos
esforzarnos para conseguirlo.
No
todos los talentos y habilidades de una persona tienen porque coincidir. El talentoso aprende más rápido mientras que
el habilidoso debe dedicar más tiempo para hacerlo sacrificando cosas que
le gustan para aprender y ganar destreza. Llegado el momento, su desempeño
puede ser igual o superior que el del talentoso.
La
ventaja diferencial en el mundo empresarial es la combinación de ambas
cualidades en el trabajador, desde los cargos de alta dirección hasta los operativos.
Así que aquellos con talento en las organizaciones se deberían preocupar por
trasmitir y enseñar sus saberes con el fin de crear habilidades en el equipo.
Por su parte, los que carecen de él, deberían ser disciplinados y sacar tiempo para
prepararse, pues estoy seguro que todo el que sobresale y se desataca en algo
es porque se ha esforzado para adquirir
las habilidades y destrezas necesarias para hacer lo que le apasiona, y de
paso hacerlo bien, con excelencia.
Al
final todo tiene su recompensa, esa que nos ratifica que valió la pena haberlo
hecho.
Armando Rodríguez Jaramillo
Director de NaoClúster
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