Notas para un desarrollo productivo
¿Por qué nos cuesta
tanto aproximarnos a rentas per cápita y a los niveles de bienestar característicos
de los países desarrollados? Algunos estudios de la CEPAL y el BID dan cuenta
de avances significativos en aspectos clave como tecnología, valor agregado y
niveles de educación, por lo que la causa de la brecha existente parece ser la baja productividad de las economías
emergentes con respecto a aquellas de mayor prosperidad.
En el Informe
Nacional de Competitividad 2015 – 2016, el Consejo Privado de Competitividad
afirma que: “En promedio, se necesitan 4,4 trabajadores colombianos para generar lo
que produce un trabajador estadounidense”, sentencia más preocupante aún
si se observa que por debajo del referido promedio están sectores económicos relevantes
como son: agricultura y ganadería; transporte, almacenamiento y comunicaciones;
comercio, restaurantes y hoteles; e industria manufacturera.
Esta realidad inobjetable
nos pone ante la necesidad insoslayable de tener que mejorar la productividad si se quiere competir en un mundo
globalizado, lo que nos obliga a repensar las políticas e instrumentos de
desarrollo productivo para afrontar con posibilidad de éxito los retos que trae
consigo la llamada cuarta revolución industrial definida por innovaciones tan
disruptivas como el internet de las cosas y la computación en la nube.
Esto nos impele a un cambio de paradigma que deje de lado los
ortodoxos instrumentos de desarrollo sectoriales, los tradicionales parques
industriales y las incubadoras de empresas genéricas. Estamos ante la necesidad
de idearnos una política de desarrollo productivo que entienda la diferencia entre productividad y competitividad, o más bien
que comprenda su necesaria articulación. Productividad debe ser un concepto
que vaya más allá de producir numerosos bienes y servicios en menos tiempo y a
bajo costo sin reparar en lo que prefiere el consumidor. La productividad sólo
se considera positiva cuando aporta una
ventaja competitiva a la empresa al volverla más rentable que sus competidores,
pues no tiene sentido tener productividad en un negocio equivocado.
El escenario de una política
de desarrollo productivo es la economía en su conjunto como generadora de
bienestar y prosperidad, por lo que hay que evitar caer en la tentación de
promover iniciativas como la sustitución de importaciones, el establecimiento
de empresas públicas para producir bienes de consumo y la aplicación de
subsidios a sectores en declive anteponiendo beneficios sociales.
- Fortalecer la competitividad empresarial en el territorio.
- Integrar las empresas locales a las cadenas de valor globales.
- Impulsar la apropiación y aplicación de la innovación con intercambio abierto de conocimiento (open innovation).
- Transformar la educación para mejorar el capital humano.
- Apoyar emprendimiento en cadenas de valor con uso intensivo de tecnología de alto impacto y alta productividad.
- Crear nuevos modelos de negocios.
- Fomentar la aglomeración de empresas en el territorio mediante la organización de clústeres para facilitar la colaboración público – privada.
Estamos ante la
necesidad de transformar nuestro aparato productivo con el propósito de hacer el
tránsito de un modelo empresarial que responde a las necesidades de los años 90
a otro que enfrente los desafíos del mundo postmoderno.
Armando Rodríguez Jaramillo
Director NaoClúster - armando@naocluster.com
Director NaoClúster - armando@naocluster.com
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