Hablar de ideas nuevas y correr el riesgo de hacerlas realidad requiere de una buena
dosis de coraje y tener consciencia que se transitará por senderos inciertos.
Por
lo general no alcanzamos siquiera a imaginar la cantidad de aplicaciones que
puede llegar a tener una idea que se transforma en innovación, así que echemos un
vistazo a los siguientes planteamientos sobre inventos que con el tiempo apalancaron
otros avances tecnológicos que cambiaron la vida:
- ¿Acaso los antepasados que inventaron la rueda para mover objetos que por su peso o volumen superaban sus capacidades físicas, imaginaron siquiera que transformarían al mundo?
- ¿Será que Samuel Morse, cuando creó el telégrafo eléctrico en 1833, pensó lo que este aparato representaría para el desarrollo de las telecomunicaciones en los siglos XX y XXI?
- ¿Percibieron en 1903 los hermanos Wright, que al volar por primera vez con un avión más pesado que el aire una distancia de 37 metros a 48 kilómetros por hora durante 12 segundos que duró el vuelo, serían pioneros de la aviación comercial, de los vuelos a velocidades ultrasónicas y de los viajes al espacio exterior?
- ¿Se le ocurrió a Alexander Graham Bell en 1876, al patentar un artefacto capaz de transmitir y recibir voz humana, que un siglo después este invento evolucionaría a teléfonos inalámbricos y luego a celulares inteligentes?
- ¿El inventor alemán Karl Friedrich Benz al construir el modelo “Velo” en 1894 para carreras de automóviles que alcanzaban velocidades de 20 kilómetros por hora, pensó que en el futuro habría carreras de Fórmula 1 con autos a velocidades mayores a 330 km/h?
Estos
cinco ejemplos de inventos trascendentales nos permiten demostrar que las
oportunidades que traen el emprender cosas nuevas, por locas y absurdas que
parezcan, superan con creces el nivel de riesgo e incertidumbre asumido.
Antes
los inventos y las innovaciones tenían ciclos
largos que permitían que fueran asimilados, pero en las últimas décadas estos se acortaron, al punto que muchas
veces el potencial de un producto no alcanza a ser aprovechado cuando otro lo reemplaza. ¿O qué decir de las
numerosas referencias de televisores, computadores, teléfonos y tabletas que
salen al mercado cada año volviendo obsoletos los aparatos comprados meses
antes?
De
ahí que los inventores arriba mencionados, al haber producido tecnologías de ciclos
largos, no alcanzaron a dimensionar la importancia de lo que crearon y la contribución
que hacían a la humanidad. Ellos no presenciaron que sus innovaciones, décadas
después, fueron la base para otras
innovaciones que a su vez multiplicaron los saberes.
A
diferencia de los anteriores, innovadores postmodernos como Steve Jobs, gracias
a los ciclos cortos en los cambios tecnológicos actuales, pudo apreciar la
revolución que causó el computador personal y el uso del ratón (mause), el iPad con su iTunes store
y el iPhone que revolucionó el
mercado de los smarphone.
Así
que la creciente velocidad en la adopción y renovación de tecnologías que se caracteriza
por ciclos de vida cortos, nos enfrenta a la necesidad de entender que las transformaciones
y las oportunidades de negocios que conllevan están reservadas para aquellos
que se atreven a encarar la innovación y su adopción temprana, que es cuando se
inicia el proceso de difusión de una innovación en el que sólo el 13% de las
personas la aprovechan.
Armando Rodríguez Jaramillo
Armando Rodríguez Jaramillo
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