Innovación y emprendimiento: Matrimonio perfecto
La forma de entender y apreciar el
emprendimiento ha cambiado sustancialmente. Hace un par de décadas, cuando poco
se usaba éste término, apoyar el emprendimiento tenia cierto sentido social y no
se relacionaba con crear unidades productivas que impulsaran el crecimiento
económico.
El emprendedor era mirado como la persona
que iniciaba un modesto negocio para autoemplearse y de paso generar algunos
empleos, pero que distaba de tener las ventajas competitivas que parecían ser
reservadas para empresas más grandes dotadas de capacidad económica y
productiva.
De paso cargaba con cierto señalamiento por
ser sujeto de ayudas gubernamentales a través de subsidios y créditos de
fomento, avales de fondos de garantías, ciclos de incubación en guarderías
empresariales, acompañamiento de asesores que poco sabían del mundo de los
negocios, asistencia a cursos básicos sobre cómo manejar una empresa y participación
grupal en ferias bajo la tesis de promover a los productores locales.
Los neonegocios.
Pero esta visión asistencialista cambió de
forma sustancial cuando se entendió que las
ventajas competitivas y la productividad de las empresas dependían cada vez más
del conocimiento y menos del capital, y que pequeñas empresas intensivas en
conocimiento con capacidad de transformarlo en productos y servicios, tenían el potencial de impactar la
economía.
En este nuevo enfoque cobró importancia la
creación de redes (sistemas) que hicieron posible que el conocimiento fluyera de
las universidades y centros de desarrollo tecnológico a los negocios lo que
mejoró el dialogo entre academia y empresa, transformación que contribuyó a que
el emprendimiento se valorara como un proceso
generador de nuevos negocios y no como simple creación de empresas.
Esto hizo que se aceptara que los emprendimientos soportados en
conocimiento y tecnología necesitan de entornos favorables. Los neonegocios
anidados en ecosistemas empresariales sustentados en la innovación (con
participación de instituciones de apoyo) encuentran ambientes propicios para su
desarrollo, sin importar si se dan al interior de las empresas o por fuera de ellas,
en manos de jóvenes o de personas con experiencia. Es momento de desprendernos del concepto que emprendedor
es alguien que inicia su actividad productiva. Emprendedores podemos ser
todos, en cualquier estadio de nuestras vidas.
En consecuencia, como la ventaja
competitiva se deriva en buena parte de la facultad innovadora del empresario
para aprovechar oportunidades en el mercado, los emprendimientos dinámicos y
escalables se caracterizan por situar al talento
humano como centro de la estrategia y a la innovación como la inspiración y la
energía que los conecta con las necesidades de los clientes.
La actual generación de emprendedores, sean
empresarios neonatos o consolidados, tienen una nueva forma de aplicar el
conocimiento bajo esquemas de trabajo colaborativo, con uso intensivo de
tecnología y con la innovación como impronta de cultura empresarial y social.
Armando Rodríguez Jaramillo.
Director NaoClúster - armando@naocluster.com
Director NaoClúster - armando@naocluster.com
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