Reinvéntate hoy y mañana también
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Ambos productos, el carbón y el diamante, están hechos de átomos de carbono |
Cada cierto tiempo nos
acechan propósitos de cambio y entonces empezamos a examinar lo que somos y a pensar
en lo que queremos ser. Pero casi nunca pasamos del impulso y todo queda en
buenas intenciones.
¿Pero qué tal si de
verdad decidimos a cambiar con la determinación de reinventarnos, de innovarnos,
para darle un nuevo sentido a nuestra vida?
Avanzar.
El mundo actual es muy
dinámico, todo sucede mucho más rápido que lo que solía acontecer hace unos
años. Así que no basta con avanzar, sino que hay que hacerlo con la suficiente
velocidad, pues avanzar más lento que
los demás es una forma de retroceder. Es por esto que necesitamos reinventarnos
cada cuanto, ya que las condiciones de hoy no son las mismas de hace un año,
dos años o cinco años, ni serán las del año entrante o subsiguientes. Cada momento requiere nuevos conocimientos,
diferentes competencias y renovadas energías.
Pero avanzar no será
posible si queremos seguir haciendo lo mismo que hacemos. Se necesita tener una
mente abierta para ver realidades distintas a las acostumbradas y para interactuar
con aquellos que hacen cosas diferentes en actividades que nos interesan. Todos
necesitamos de los demás, así que no
dudemos en pedir opinión, asesoría y ayuda a los que hacen lo que nosotros quisiéramos
hacer, no se las pidamos a los que siempre han estado a nuestro lado y nunca
nos han imaginado haciendo otras cosas, pues ellos ya tienen una idea de
nosotros y posiblemente dirán que no somos capaces.
Objetivo
claro.
Ten presente que si no perseguimos
un objetivo claro, lo más seguro es que
divaguemos sin reinventarnos. Los que no saben que quieren suelen generar
dependencia de aquellos que sí tienen un propósito determinado.
Esta es situación de
muchos empleados que se concentran en mantener su lugar en la empresa y se niegan
a explorar otras posibilidades porque pusieron a hibernar sus sueños. Son los
que tratan de complacer lo que otros quieren de ellos alejándose de lo que
realmente desean, evitan dar su opinión para apoyar la del jefe, no valoran sus
propios esfuerzos, dejan de lado la iniciativa propia para cumplir órdenes, desarrollan actividades rutinarias con escaso aprendizaje y prefieren callar
ante injusticias y malas prácticas.
La clave es cómo reinventarnos,
cómo romper la camisa de fuerza de lo
rutinario para pasar al universo de la innovación personal. Para dar este
salto debemos ser conscientes que enfrentaremos riesgos que no existen en la zona
de confort y que hay lugares maravillosos a dónde llegar que nunca se podrán alcanzar
sin arriesgarnos.
Valores.
Es importante modificar
nuestra escala de valores para ver el fracaso
como un aprendizaje que no enseñan los libros y que debemos aprovechar.
Pero hay que tener prudencia por cuanto no todas las personas tienen la misma tolerancia
a los reveses ni tampoco portan el mismo deseo de experimentar, probar y explorar
alternativas y oportunidades. En la vida no se avanza ni se suben peldaños a
punta de reflexiones, es indispensable pasar
del estado de pensando al de haciendo.
La reflexión y el
análisis implican menos recursos y menor riesgo, pero no es efectiva sin la acción;
pero si pasamos a la acción sin planeación corremos el riesgo de deambular. La reflexión permitirá definir qué queremos,
la acción nos llevará a hacerlo realidad: las dos son esenciales para
empezar algo nuevo, para reinventarnos.
Por lo general las
crisis impulsan los grandes cambios en la vida. Cuando se está ante el desempleo,
imprevistos que conllevan gastos adicionales o frente a una quiebra económica, la reinvención
no es una opción, sino que se convierte en una obligación, en un reto: lo
hago o muero. En este tipo de situaciones debemos tener claro que la urgencia
debe impulsar la innovación, pero de ninguna manera puede ser su guía.
Si nos damos un margen
para tomar decisiones, para ver alternativas antes de llegar al punto de
crisis, la urgencia no guiará la
reinvención y la reflexión aportará sus frutos, pues no siempre hay que
cambiarlo todo, simplemente hay que modificar lo importante. Así que es útil iniciarla cuando estemos en
buenos momentos con el fin de pensar alternativas, ver posibilidades, mantener
la mente abierta, tratar de actuar con decisión, sin prisa ni traumas, con la
mayor naturalidad, sin la premura de la crisis.
En el proceso de
reflexión hay que darle cabida a considerar lo que no nos interesa, pues la
única forma de decir que algo no me llama la atención es cuando le dedico un
tiempo determinado para conocerlo y, porque no, experimentarlo. Entonces si lo puedo
rechazar.
Vocación,
dedicación y pasión.
En definitiva la reinvención suele ser el fruto de la
experiencia, conocimiento y deseo de hacer cosas nuevas, basado en la
comprensión de quiénes somos y qué queremos ser. Así que ella no es hija de una
inspiración divina, de una chispa que desata una reacción de ideas en cadena,
de una premonición de un iluminado.
Reinventarnos no
requiere de complejos procedimientos ni de conocimientos especializados, la
innovación en nuestra vida profesional parte del deseo de hacer lo que nos
gusta para ganarnos la vida haciendo lo que nos satisface y disfrutamos. Esto trae
implícito la pasión como una energía desbordante
que nos lleva a un mundo sin límites para alcanzar lo que nos propongamos.
Teniendo la pasión por
acicate, la reinvención no depende de cuantos títulos profesionales acumulemos,
más bien responde a nuestras competencias y habilidades. Recordemos que el
mercado no reconoce titulaciones, sino competencias, así que miremos cómo convertir
en servicios lo que sabemos y disfrutamos hacer, y qué clientes podrían comprárnoslo.
Sin embargo, es útil nutrir nuestro perfil profesional con competencias
transversales como la ofimática, computación en la nube, idiomas, networking, informática, estrategias de
comunicación y de productividad personal, etc., con el fin de lograr polivalencia
para complementar y facilitar los procesos de reinvención.
No venimos con una
vocación heredada o adquirida de cuna, la vocación se va construyendo a lo
largo de la vida, por esto es que hay quienes, habiendo estudiado una profesión,
se desempeñan en otros campos laborales de forma exitosa, o empresarios que sin
formación académica específica dirigen importantes organizaciones. Nos podemos desempeñar en cualquier campo o
actividad si le dedicamos el tiempo suficiente y le ponemos la pasión necesaria.
De forma que la reinvención
requiere pasión y dedicación. La forma más fácil de dar por terminada un
competencia deportiva es perdiéndola y la forma más difícil es ganándola, por
cuanto requiere estrategia, entrega y sudor.
Así
que si no tienes la estrategia, si la pasión no te acompaña y si no quieres
sudar la camiseta, no emprendas tu reinvención. ¡Quédate como estas!
Empieza
con decisión a recorrer el camino de la reinvención, de la innovación
personal. Detrás de pequeños cambios en la vida profesional puede estar
escondido el impulso que necesitamos para experimentar cosas diferentes, para
aprender nuevas habilidades, para descubrir nuevas relaciones y ambientes
productivos, para hacer realidad los deseos de cambio, pues este viene por
oleadas y hay que aprovechar los buenos vientos que dan las oportunidades.
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Armando Rodríguez
Jaramillo
Excelente escrito. Expresiones muy claras, precisas y útiles. Lo que desearía profundamente, es que fueran principios de acción diarios en el escritor, y no sólo la escritura de un muy buen artículo, para que puedan ser llevadas a la ejecución, y contagiadas a quienes trabajan con él, en la ejecución de proyectos.
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