Una difícil
pregunta a responder es qué se debe hacer en un territorio para ser
competitivos o para mejorar la competitividad existente, pues no hay recetas
preestablecidas ni proyectos mágicos a ejecutar. Sin embargo, si hay algunas
pasos esenciales para lograr lo deseado.
De tal forma que si
se quiere ser competitivos en una región es procedente promover la búsqueda de especializaciones
en:
- Lo económico, para apoyar aquellos negocios rentables representados en bienes y servicios sofisticados;
- Lo tecnológico, para ser más productivos e innovadores;
- Lo educativo, para formar el talento humano calificado que se requiere;
- Lo político, para que los gobiernos y entidades de apoyo entiendan qué es la competitividad y cómo mejorarla.
Estas especializaciones
crearán capacidades locales para el fortalecimiento de la competitividad e
innovación.
Para lograr esto, es
útil partir de las ventajas comparativas
que se tienen e ir proyectando las ventajas
competitivas que perfilaran la especialización que queremos, las cuales se logran
a través de la creación y el uso del conocimiento para avanzar hacia la
denominada especialización competitiva
del territorio.
Dicho en otras
palabras, qué hago bien y cómo puedo innovar en lo que sé hacer y hago bien,
para que la experticia y el conocimiento acumulado (heredado) se sumen al nuevo
conocimiento aportado por universidades y centros de investigación con el fin
de producir bienes y servicios más complejos, con mayor valor agregado. Si
logramos esto, nos adentraríamos en lo que se conoce como especialización inteligente.
Por esto es que la economía, tecnología, conocimiento y
política no son compartimientos estancos y deben ir de la mano, haciendo
cada uno lo que le corresponde, trabajando con base en una organización clúster que se encargue de articular las demandas empresariales
y las ofertas institucionales con el fin de lograr la especialización
inteligente que permita la innovación y competitividad en un determinado
negocio.
Así que hay que
diferenciar los clúster espontáneos
de los clúster estructurados y
organizados: los primeros, corresponden a una aglomeración de actores en un
territorio motivado por intereses comunes en negocios compartidos en los que
operan las leyes de la oferta y demanda o la capacidad de negociación que
tienen los agentes más fuertes; los segundos, corresponden a clúster organizados en los que los
diferentes actores dialogan y se interrelacionan en función de proveedores y
consumidores, tratando de hacer relaciones duraderas basadas en la confianza y
en los que se articulan las necesidades de los empresarios con el fin que las instituciones
les presten los servicios que requieren.
Los clúster organizados sirven para apoyar
la cooperación entre actores, motivar políticas y movilizar recursos en
diferentes niveles de gobierno, para lo cual hay que conocer el peso de cada
clúster mapeando sus empresas en el territorio (distribución sobre un mapa) para
saber cómo se articulan sus eslabones y qué negocios transversales se pueden
identificar o potenciar.
De esta forma
estamos hablando de territorios clúster donde operan empresas competitivas e
innovadoras.
Armando Rodríguez Jaramillo
Armando Rodríguez Jaramillo
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